martes, 26 de agosto de 2008

Recordemos Accio

Esta serie de "posts"sobre lugares de naumaquias se cierra, por ahora, con el recuerdo de la batalla de Accio. Aquí Cayo Julio Octaviano -aún no era Augusto- y aún más su lugarteniente, amigo y futuro yerno Marco Vipsanio Agripa dieron fin a las pretensiones de Marco Antonio y Cleoptatra VII Filopátor de adueñarse del imperio de Roma.
Hemos visitado la Acarnania. De poco más al norte de aquí salió Pirro, Rey del Epiro, y debo decir que ha sido un viaje grato y nada pírrico -ha sido un chiste facilón, pero no he podido resistirme, será el calor-.
De entrada el camino más lógico para ir a Préveza es tomar la infame no-autopista-aún,-pero-sí-peaje de Patras ya citada en un post anterior. Luego, se ha de cruzar el puente de Rion-Antirion y a través de Mesolongi -más luego- y Agrinio llegar al atasco del que vive Amfilochía. Ahí, uno debe considerar si tomar a la izquierda y al llegar a Aktio usar el túnel submarino hasta Préveza o, tomando hacia la derecha, dar la vuelta a todito el Golfo Ambrácico para ahorrase los tres euros de peaje del túnel. El túnel es de hecho más barato que los kilómetros con la gasofa a 1,22€ el litro...
¿Los conductores griegos? bien, gracias... Observad el adelantamiento -un instante después llegaron a estar de a tres en fondo, y esto lo vimos más de una vez-. Un microbus rumano se marcó, justo delante de nosotros, el adelantamiento más salvaje que he visto en mi vida... y yo no me asusto fácilmente, como decía Kevin Schwantz, "al fondo de la curva se veía a Dios sentado..."
No teníamos hotel para la noche de viernes a sábado en Préveza, de modo que pillamos uno en Mesolongi, famosa porque allí murió Lord Byron peleando para sacar a Grecia del yugo otomano. Lo que no sabía yo, es que esta zona, junto con Tesalónica, fue la última en ser liberada de toda Grecia. Concretamente el Pachá de Ioánnina -capital del oeste de Grecia entonces- aguantó hasta... 1912. Es decir, que Mesolongi lleva menos de cien años siendo parte del nuevo estado griego.Por lo demás Mesolongi está en una zona de marismas llenas de aves protegidas y de mosquitos de los que protegerse. Hacía un calor exagerado y una humedad canalla, pegajosa y desaseada. Dormimos en el hotel "Liberty", situado en la misma manzana en la que están el supermercado "Liberty", el marmolista "Liberty", la tienda de muebles "Liberty", la cafetería "Liberty" y como no terminé de dar la vuelta a la manzana no sé qué más "Liberty". Si ampliáis la foto siguiente veréis lo que digo.Por la mañana partimos para Préveza, pasamos por el susodicho túnel y tras dejar las cosas en el hotel fuimos a la busca de la boca de los infiernos en la confluencia de los ríos Aqueronte y Cócito -espero que a los del gremio clásico que leáis esto os recorra la espalda un cierto escalofrío-. Llegamos, así pues a la entrada del Necromanteion. La cosa ha cambiado bastante desde la antigüedad. Dejando a un lado que se construyera una iglesia sobre el santuario de la religión anterior -es lo habitual en todas partes del mundo-, el lago Aqueronte fue desecado para crear una vega extraordinariamente fértil. Creo que el cauce entre árboles de la foto es el del Aqueronte actual, pero no estoy seguro. El Necromanteion en sí es un resto arqueológico interesante con una sala subterránea donde los peregrinos tenían la experiencia religiosa de asomarse a la muerte. Es una construcción helenística que imita el aparejo poligonal micénico, vamos, una falsificación antigua. Dicen que para lograr la experiencia se usaban drogas y tramoya escénica. Es posible que sus medios para lograr la catarsis no fueran más complejos que los actuales... Yo en una discoteca veo drogas y luces y a muchos muertos en vida...
A la tarde, siesta defensiva y bañito en la piscina del hotel. Por la noche, paseíto por Préveza. Magnífico espectáculo humano en el paseo marítimo de la localidad: "Pepitos Piscinas" varios, turistas con cara y pintas de tales, adolescentes exhibicionistas, niños malcriados, señoras estupendas que fueron y maridos que no tuvieron (tuvimos) tanta barriga en algún tiempo compitiendo por los asientos libres de la cafeterías y restaurantes. Estimulante. Nosotros tras cenar regular en una "psarotaverna" -pescaíto- nos apalancamos en una heladería -en primera fila- y disfrutamos, sumándonos, del paisanaje.
Al día siguiente visitamos tan pronto como se pudo -26 húmedos grados a las 8:00- las ruinas de la antigua Nicópolis. La ciudad de la victoria de Augusto - de la victoria de Accio, claro-. Enorme conjunto arqueológico en un estado regular. Los búlgaros arrasaron la ciudad en el siglo XI. De todas formas la mayoría de lo que queda es del siglo VI , cuando fue refortificada por los bizantinos. De época romana hay un odeón en buen estado, un teatro y circo muy deteriorados y unos pocos restos del monumento erigido en el lugar desde donde Augusto dirigió las operaciones de la batalla. Luego a comer a Lefkada, una de las dos islas grandes a las que se puede llegar a través de un puente, en Eubea estuvimos en enero. Aquí el puente es un propiamente un pontón, otro trasto más que paso de lo leído a lo vivido.
El pueblo-capital es extremadamente turístico, pero hacía un calor inenarrable que nos hizo refugiarnos en las cafeterías- ¿Dónde, si no, en Grecia?
Atención a la mirada de la abuela, más que escrutarnos nos hizo un TAC. Estuve por preguntarle por mis niveles de colesterol...Tras comer, repetimos con agrado, el plan de la tarde-noche anterior mejorando bastante la cena, bastó con no cenar en primera línea de paseo marítimo, un clásico truco mediterráneo.
En el camino de vuelta pasamos por varios lugares arqueológicos cerrados -era lunes-, incluido Calidón -supongo que el del jabalí de las pruebas de Hércules, pero no he podido confirmarlo aún- el yacimiento estaba quemado por un incendio forestal de los muchos que por aquí suceden. Compramos fruta en los puestos de la carretera y al llegar a Antirion esta vez tomamos por Lepanto y Delfos. Son 70 km más que por Patras pero la carretera es más segura y el paisaje mucho mejor. Comimos en Arachova, un pueblo con Estación de esquí a 15 kilómetros del mar -el término "empinado" lo describe pero no lo abarca...-.
Poco, relativamente, después estábamos en casa.

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