Ha muerto Christódoulos, Arzobispo y Patriarca de Atenas y toda Grecia. La dimensión del asunto excede cualquier cosa parecida en España. El papel de la iglesia ortodoxa en Grecia es central en todos los aspectos, por ejemplo los niños rezan en la escuela pública, en la apertura del Parlamento el arzobispo bendice la legislatura... El arzobispo Christódoulos era (me cuentan) además un personaje muy controvertido y popular, que había pretendido admás de su cercanía al Vaticano, establecer la primacía de la Iglesia griega sobre el Patriarcado de Constantinopla. Asunto de enorme calado, ¡Vive Dios!
El Entierro tuvo lugar en el "Primer cementerio" es decir, a quinientos metros de nuestra casa. El mes de Enero ha sido soleado, pero durante los cuatro días de duelo llegó a nevar en Atenas. El día del sepelio hacía, sin embargo, un sol frío y bobo. Se esperaba aglomeración y la hubo, se suspendieron clases incluídas las de mi academia, de modo que pude acudir. Había mucha gente, sí, aunque creo que menos de la que esperaban. La gente se dividía en tres tipos: gente grave y emocionada, gente con actitud de mítin político (al paso del armón fúnebre gritaban: "líder", había octavillas con la frase "los líderes nunca mueren"-paradójico, viendo al arzobispo de cuerpo presente-) y un tercer grupo de personas con actitud frívola, el que más el policía municipal que se puso a hacer numeritos -caballitos y picotas- con la moto mientras esperabamos al cortejo.
Tras el paso de la comitiva subí a casa y vi el entierro en sí por la tele. Era un entierro griego, no cabía duda; la confusión reinaba por doquier y parecía que algún desastre podía suceder en cualquier momento. Pero no, como era un entierro griego, todo seguía bien como por milagro y, contra toda lógica, nada ni nadie cayó al suelo.
Dias extraños.
martes, 29 de enero de 2008
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