No es que sea tan raro, pero en nuestro último viaje de fin de semana hemos visto contrastes curiosos. Hemos visitado, con motivo del trabajo de Maricarmen, Larisa, ciudad con fama (en Grecia) de provinciana y fea. Al menos en mi opinión es una fama injusta, porque la ciudad parece mucho más viva y próspera que otras y tiene un centro peatonal, recoleto y comercial, muy agradable. Tiene además un teatro antiguo y, al fondo del paisaje, el macizo del Monte Olimpo.
Maricarmen visitó el 5º Gimnasio ( o sea instituto de secundaria obligatoria) y se entrevistó con las fuerzas vivas de la lengua española en la localidad. Encantadores y acogedores, así da gusto visitar sitios. Cenamos la noche de nuestra llegada en velada íntima, en el restaurante Κύαθος, nuestra cena más romántica en mucho tiempo- soy un sentimental...- y al día siguiente tuvieron lugar las visitas de trabajo y la comida con los profesores españoles y griegos antes señalados. Luego, por la tarde, excursión a Ampelokia. Paraje de fama -merecida- por su belleza y puerta de la Garganta del Tempe. Aquí se volvió Dafne laurel, en este bosque a poca distancia del Monte Pelión, donde el centauro Quirón instruyera a Aquiles, el de los pies ligeros.
El gps no exagera y la cámara, si acaso, se queda corta.
El sitio es bellísimo, con un pasado de esplendor económico por la factura de tintes para tejidos.

A la subida nos topamos con la tortuga que da título al post. Estuvo a punto de ser atropellada por dos todoterrenos locales, lo que la hizo recular momentáneamente, pero al final llegó a la cuneta.
Lo de las Termópilas es curioso, porque la zona ha cambiado tanto desde el siglo V a.C. que la batalla no se entiende. Fijaos en la foto del monumento a los tespiotas de antes. No sólo pasa por la zona entre las fuentes y el mar la autopista -todavía en obras y, de facto, carretera de una sola dirección- sino que la sedimentación del río hace que, literalmente, haya kilómetros de extensión perfectamente plana por donde pasar. Pese a todo, si uno mira hacia la montaña, como en la siguiente foto, comprende la grandeza de la gesta.